Ni bajo tierra, ni volando. ¡NO AL AVE!
El sábado 15 de febrero, se celebró en Murcia una manifestación para exigir que la llegada del AVE a la ciudad se haga de forma soterrada. No se sabe si la exigencia de que la ciudad no quede partida en dos por las vías del tren es más sensata que acuciante. Pero el AVE merece un discurso alternativo. Un grupo de personas estuvimos repartiendo octavillas con el siguiente texto:
El AVE supone el más escalofriante plan de infraestructuras jamás proyectado en la península, impone un modelo desarrollista basado en la destrucción y mercantilización del territorio como recurso central. Solo es útil para conectar los centros económicos de importancia, dando mayor movilidad a los flujos de capital y potenciando las ciudades como centros de servicios en feroz competencia, ensanchando aún más la brecha social entre poseedores y desposeídos.
El Ave es uno de los mayores saqueos, ejecutado por los gobiernos del PSOE y del PP y alentados por la oposición, de las arcas públicas de los últimos años en España. En estos tiempos de acoso económico, de recortes en lo público y en lo social a las clases populares es un insulto además de un robo y lo convierte en un claro exponente de las políticas neoliberales.
El AVE es una infraestructura pensada, entre otras cosas, para seguir favoreciendo la acumulación de capital de las grandes constructoras nacionales. Todos los gastos son pagados con fondos públicos, en cambio los billetes de estos trenes elitistas solo pueden ser pagados por unas pocxs. La alta velocidad simboliza el mal talante de la clase dominante. Es uno de los mayores depredadores sociales y ambientales actuales pero que con un gasto en publicidad desmedido es fomentado y ensalzado por los medios de comunicación que lo denominan el “tren del progreso”. Nada más lejos que eso, se trata del “tren del dominio”. Absorbe los recursos que el ferrocarril convencional —que utilizamos todxs— necesita para seguir funcionado con el fin social que le caracteriza. Además provoca el cierre de estaciones de cercanías y potencia el uso del automóvil.
La herida que produce en el territorio a su paso es profunda y dolorosa. Lo fragmenta, y lo polariza de forma perniciosa. Las consecuencias ambientales se dejarán sentir por largos años. Además alienta el papanatismo territorial y la competencia y envidia malsana entre poblaciones, sirviendo como reclamo electoral en el circo democrático a los políticos de turno.
Algunos números: El AVE consume por viaje el equivalente en electricidad al de una localidad de 25.000 habitantes. En 2011 había 2665 kilómetros de vías en servicio y 4500 kilómetros en construcción. La media de inversión en cada kilómetro es de 20 millones de €, el mantenimiento de cada km. de entre 100.000 y 200.000 al año; un tren AVE de 500 pasajeros cuesta unos 32,5 millones de €, unos 65.000 € por pasajero.
En definitiva, el AVE es una infraestructura propia de un régimen totalitario, pues es una obra inútil, destructiva y costosa. Propio de un régimen que siente que puede imponer sus delirios.
La prisa mata, párate y piensa: AVE NO
La lucha es el único camino
LXS CHICXS DEL APEADERO